viernes, 4 de noviembre de 2011

TALLER PSICOANALISIS Y CRIMINOLOGIA

TALLER
Psicoanálisis y Criminología
PSICOANALISIS Y CRIMINOLOGIA




La posibilidad de abordar el fenómeno criminológico dialécticamente supone tomar en cuenta tres aspectos fundamentales: 1) La dimensión antropológica 2) La dimensión subjetiva 3) La dimensión sociopolítica. Para abordar estas tres dimensiones que circunscriben el fenómeno criminológico los postulados de Jacques Lacan y de Pierre Legendre nos aportan el sustento teórico que constituye un marco conceptual. A partir de esta referencia teórica tenemos la sustentación del concepto de transmisión como constructo civilizatorio, genealógico y político que incide en la conformación del sujeto moderno en las sociedades occidentales de nuestro tiempo. Lo anterior supone que todo fenómeno psíquico, transgresivo o no, se vincula con alguna de las funciones institucionales que componen lo social, siendo la familia aquella donde las determinaciones esenciales tienen lugar. En nuestra cultura la familia es la institución donde se han generado las funciones parentales con sus transformaciones sucesivas en distintas épocas hasta la ultramodernidad de nuestro tiempo. Pero incluso hoy en día la familia sigue siendo un articulador, una bisagra, y un espacio de pasaje entre lo privado de los lazos íntimos a lo público de lo social y el interés común, vía la eficacia de la metáfora paterna. En este sentido las funciones parentales deficitarias se encuentran siempre en la problemática de la transgresión y la penalización jurídica.


En el curso abordaremos cada una de las tres dimensiones señaladas y su implicación en lo que denominamos un espacio de pasaje para llegar a la realidad práctica que supone la impartición de justicia, sus problematizaciones, la responsabilidad subjetiva del acto criminal y los elementos de peritaje implicados en el tratamiento posible a los infractores. Nos referiremos concretamente a la experiencia con los infractores menores de 18 en la coyuntura del cambio gubernamental del Gobierno Federal y las modificaciones estructurales en el tratamiento comunitario a infractores adolescentes a cargo del gobierno del Distrito Federal.


TEMARIO


I La dimensión antropológica


a) ¿Porqué matar no puede ser un tabú?


b) La función positiva de la prohibición del incesto


c) Presencia y función de lo prohibido


d) Ritualización del pasaje


e) Diferenciación generacional y genealogía


f) Los mecanismos que mediatizan la violencia sangrienta


g) Lo simbólico articulador del soporte biológico


II La dimensión psicopolítica


a) La representación fundadora del sujeto


b) El padre como imago institucional y como representación ante la Ley


c) El hijo como construcción civilizatoria


d) La omnipotencia individual como imposibilidad absoluta


e) El principio de la razón occidental y la genealogía


f) Laicización del referente absoluto


g) Implicaciones políticas de la institucionalización de la vida


h) La transgresión como modus operandi de las operaciones políticas


III La dimensión subjetiva


a) El tercero de la ley y la construcción subjetiva del padre


b) El sujeto ante la ley


c) El faltante activo de lo simbólico en el vínculo social


d) El acto homicida como efecto de la desubjetivación


e) El acto transgresivo como efecto directo de la omnipotencia


f) El acto transgresivo como posibilidad subjetivante


g) La deprivación subjetiva de lo simbólico


IV La función posible de la impartición de justicia


a) La introducción del tercero de la ley


b) Remitir al sujeto a la referencia


c) Restitución del sujeto a la subjetividad


d) Experiencias en el Sistema penitenciario del Distrito Federal: los menores infractores






Bibliografía básica:


Pierre Legendre, El sublime objeto de la transmisión, México editorial siglo XXI. Pierre Legendre, El crimen del cabo Lortie, México Editorial siglo XXI


Jacques Lacan: Introducción teórica a las funciones del psicoanálisis en criminología, La agresividad en psicoanálisis, Escritos, Tomo I, México 2003, Editorial Siglo XXI

Contacto
acquirimus@gmail.com
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miércoles, 6 de julio de 2011

Niñez, adolescencia y tansgresión

Niñez adolescencia y transgresión







Los niños y adolescentes marginados que viven en México, es decir la mayoría de la población total de menores de 18, pasan a formar parte de una juventud donde la función educativa ocupa un lugar cada vez menos importante en sus vidas. Es la calle y sus bandas, sus pandillas, la zona de socialización urbana que mas los seduce, los invita, los acoge, los protege, y les impone sus reglas y su cultura. Así el pasaje socializante de la niñez a la pubertad o de la pubertad a la adolescencia tiene lugar, cada vez más en la calle. En gran número también las familias, violentas los empujan a salir a buscar algo mejor, pues la institución familiar decae progresivamente en cumplir su función conductora, delimitante y diferenciadora, por la vía de la normatividad y la ley. Esto es bastante claro con respecto a la ausencia de padre o de padres inmersos en la ilegalidad, y la transgresión. Las nuevas generaciones paulatinamente vienen al mundo de la socialización y los intercambios primarios, sin haber pasado por la transmisión normativa, lo cual los hace más atrevidos, impetuosos, y refractarios a una conducción educativa. En la calle, los grupos generan su propia cultura, sus reglas de convivencia, su manera de hablar y de vestir y su propia ley que termina siendo la ley de la calle, la ley del más potente. Expuestos a la intensidad sin mediaciones normativas, las drogas, la violencia, la delincuencia, va ganando terreno en sus vidas. En este sentido podemos decir que estamos asistiendo al fracaso civilizatorio internacional de la función escolar. Es decir el Estado cada vez más, deja de tener injerencia delimitante y formadora en la conducción de los potenciales ciudadanos que integran una nación. Es una de las lecturas que acepta la creciente deserción escolar. De esta manera las bandas juveniles convencen fácilmente con sus nuevas reglas, sin proyecto ni pacto social, sin más porvenir que el consumo inmediato que rodea la vida transgresiva y su consecuente derroche de dinero inmediato, temerariamente obtenido. La posibilidad de convertirse en adulto es para ellos demasiado lejana, casi improbable, sus parámetros psicosociales no alcanzan a generar proyectos de vida. Sus planes no van más allá de un futuro inmediato. En este contexto de varias generaciones de transmisión normativa deficitaria se empiezan a conocer los casos de adolescentes transgresores que a los 16 años tienen ya una carrera de adicciones y actividades delincuenciales. La degradación de las condiciones normativas estructurales que hacen posible la reproducción de la vida, favorecen estos fenómenos preocupantes que indudablemente van en aumento. Es decir los números y porcentajes de medición poblacionales que documentan el aumento de la delincuencia tienen su origen en la caída de la legalidad, la normatividad, la Ley y sus otrora figuras e imágenes representantes. La imagen emblemática de quien representa el orden normativo ha dejado de ser verosímil, como tal, la persona del padre existe cada vez menos. Ha de observarse de manera urgente que nuestro proyecto civilizatorio está perdiendo la capacidad de incorporar a su población a una vida integrada a los intercambios necesarios que hacen posible la vida dentro de los parámetros de la normatividad, la reciprocidad, y el pacto social.

martes, 7 de junio de 2011

Desregulación de la ley

Desregulaciones de la Ley




El delito forma parte a todo tipo de actividades lucrativas plenamente legalizadas. Cada cultura, cada sociedad tiene sus formas particulares de corrupción y de transgresión de la ley. Podríamos decir que la corrupción forma parte del fantasma del orden gubernamental, es decir, le es inherente. No se trata de que exista la transgresión en los gobernantes, sino que es la esencia del gobierno, su modus operandi. Sin ella, no hay organización social del poder. Constante y compulsiva, la transgresión es un efecto de la ausencia de articulación entre Ley e instancia de lo real que detente el punto límite. No se anudan, el padre muerto ha dejado de existir. No se le puede matar para hacerlo existir en una infructuosa operación que termina siendo fallida. La referencia a lo imposible ha dejado de existir. El lugar de lo imposible ha sido tomado por la organización empresarial y los negocios. La desregulación de la Ley sigue avanzando con sus inevitables consecuencias. ¿Hasta donde llegara la ausencia de referentes? De ahí la pertinencia teórica y práctica del psicoanálisis y la participación de los psicoanalistas sobre el tema.

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Haber conocido adolescentes infractores y hablar con ellos me mostró otra cara de la transgresión desde una perspectiva clínica. La transgresión de los adolescentes, en algunos casos, pude ser el acto que precipita un intento de hacer el llamado a la ley del padre ausente. El encierro los apacigua, les permite seguir viviendo, sin hacerse matar, y en ocasiones pueden tener el encuentro con un “terapeutas” con conocimientos psicoanalíticos, con quienes pueden hablar de lo que les sucede. En el encierro de cualquier manera encuentran una ley que sustituye la ley del padre, es la ley del grupo que impone sus formas de operar la transgresión de manera despiadada.

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José Alfredo, el preclaro poeta de la canción supo plasmar esa realidad del folclore nacional al referirse al rey, un desdichado “sin trono ni reina” que se sostiene desde el puro narcisismo: “hago siempre lo que quiero” y para rematar: “y mi palabra es la ley”. Claro que cuando pasamos a la esfera del poder y el gobierno, esta realidad del folclore poético de la decadencia se torna ominosa, pues el funcionario que actúa haciendo lo que quiere y convierte su voluntad en ley, y las cámaras (de senadores y diputados) aprueban haciendo lo que quieren, esas propuestas salidas de sus ilustrados entendimientos, dan como resultado la realidad que tenemos ante nosotros.

martes, 10 de mayo de 2011

La invención lacaniana de la fase del espejo


Autonomía de la imagen del cuerpo propio

La invención lacaniana de la fase del espejo surgida del París de la posguerra, constituye el punto de rompimiento epistémico con las pretensiones organisistas de las ciencias sociales norteamericanas cuyos parámetros rigen globalmente el ámbito universitario internacional. Junto con Levi Strauss la fase del espejo de Lacan escinde cualquier intento de la ideología científica según la cual el sistema nervioso central y periférico determina la conducta, el pensamiento y la conciencia de sí de los seres humanos. Lacan demuestra de manera irrefutable que la función de la imagen integradora logra deslindarse de la insuficiencia del sistema nervioso y locomotor del menor entre los 6 y 18 meses de edad, cuya precaria articulación motriz es decantada en la unificación psíquica corporal, trascendiendo las determinantes biológicas y haciendo posible la anticipación del surgimiento del yo identidad/consciencia.

La fase del espejo demuestra que el organismo biológico no se corresponde armoniosamente con su integración perceptual y de identidad, pues se requiere de la imagen visual y perceptiva integrada en el espejo, orientada con la mirada del Otro, para solucionar la potencial percepción del desmembramiento del organismo. Las implicaciones prácticas en la clínica de los acontecimientos de despersonalización tienen además una connotación epistemológica en la concepción social del sujeto y las vicisitudes de la dialéctica requerida para convertirse en sujeto y tener acceso a la apropiación de un cuerpo subjetivado con sus puntos de inconsistencia subjetiva. En padecimientos graves como la anorexia se constata un déficit en esta esfera vincular en tanto la mirada del adulto ha formado parte de ese acontecer.

Este nuevo entendimiento de la función especular de la imagen ante el espejo bajo la esfera simbólica del Otro permite entender la construcción de las identidades a partir de la incorporación en una entidad denominada ‘‘yo’’ que hace posible una identidad de sí. Ese que está ahí dice la madre, ese eres tú.

En este sentido es hasta Lacan que se destituye el entendimiento de la construcción moderna del sujeto, concebida a partir de Kant, Darwin y Descartes, hecha realidad desde el acontecimiento político que instituye al sujeto moderno: la revolución francesa que se inicia en 1789. Se derogó para siempre la condición psicopolítica del súbdito ante el soberano para dar paso a la identificación dada por el Estado bajo la categoría genérica de ciudadanía dotando a los sujetos de facultades y libertades individuales de mayor alcance que las establecidas bajo el concepto de súbdito. Este cambio se ha expresado como conciencia de la desdicha en un plano distinto del sometimiento moderno donde el sujeto se halla desposeído de la posibilidad de construir su propio destino y decidir su propia existencia.

La controversia de las interpretaciones sigue teniendo como telón de fondo el dominio de los gobiernos y el Estado sobre los individuos. En esta controversia el discurso del Amo, que es el de la ciencia, no cesa de instituir y renovar continuamente el determinismo biológico, donde se juegan los intereses del mercado, el consumo de medicamentos, la hospitalización y la privatización de los servicios de salud y la salud mental cuya definición ha sido instituida nada menos que por la Organización Mundial de la Salud a partir de las directrices de la psiquiatría norteamericana.

La contribución al conocimiento sobre la subjetividad que Lacan aporta desde la clínica a lo humano tiene entonces un entrecruzamiento con el establecimiento social del sujeto moderno en función de su imagen de sí, y su identidad psíquica articulada a su apariencia corporal, anudada desde luego al narcisismo de su ser. No sospechamos hasta que punto tiene una historia el presentar una credencial de elector para identificar nuestra existencia instituida con la inclusión de una imagen que ha de corresponder con su propia apariencia.

sábado, 30 de abril de 2011

C I N E PARA A D U L T O S

C I N E      P A R A     A D U L T O S





En la magnífica cinta El anticristo, el talentoso danés Lars Von Trier, hace posible un despliegue de abordajes diferentes aunque acotados. En estas líneas de presentación podemos tomar un interrogante sobre la ‘‘terapia’’, la cura, la pulsión de muerte. El escenario se sitúa en la vinculación madre, hijo, padre. La muerte accidental del hijo de ambos constituye para ella el detonador de lo imposible que la constituye como sujeto. Podemos sin embargo seguir el tropo del filme y plantear las cosas desde la perspectiva más digerible sobre un tema conocido por muchos universitarios sobre las dificultades subjetivas para la elaboración de un trabajo de tesis. La investigación que podría permitirle a ella elaborar algo de su goce ante el faltante activo de la castración, la culpa y el castigo, encuentra el escollo de una imposibilidad, la roca viva que impide su avance sobre lo real. Lo subsecuente es el ‘‘accidente’’ del pequeño. El significante que da cuenta de la falta subjetivante no llega. Las consecuencias entonces estallan y el ‘‘terapeante’’ termina por facilitar el pasaje que el odio del inconsciente precipita. Algo que por cierto ocurre en el ámbito terapéutico. De ahí la opción diferente de hacer un análisis.