jueves, 23 de mayo de 2013


La transferencia, y la contratransferencia comentario sobre ‘‘Juntos en la chimenea’’ de Gloria Leff    


(école lacanniene de psychanalyse 1907-las citas corresponden a dicha edición)
Las mujeres psicoanalistas



El marco de los sucesos
El Chicago Institute of Psychoanalysys y la relación Winicott(analista) y Margaret Little


‘‘…se admite efectivamente que en la práctica el analista ha de tener en cuenta, en su información y en su maniobra, los sentimientos, no que él inspira, sino que experimenta en el análisis, es decir, lo que se llama su contratransferencia.’’ (Lacan sem 8 pag 217)  

El texto de Gloria Leff documenta un trazo articulador para dos procesos distintos, desarrollados amplia y pormenorizadamente, el de Margaret Isabel Little en Londres y el de Lucía Tower en la ciudad de Chicago, E.U. Ambos testimonios son analizados por Gloria Leff en relación a la transferencia que los analistas experimentan, es decir una transferencia dirigida a sus analizantes durante el análisis, conocida como contratransferencia.

Se trata de dos procesos donde los planteamientos doctrinarios del psicoanálisis, conducen a un punto aún no elaborado ni teorizado en ese momento, ni en la historia del psicoanálisis, ni en la práctica clínica que sustentaban. Ambos acontecimientos a su vez constituyeron referencias de los planteamientos lacanianos en el escenario de su seminario del año 1961 a propósito de un concepto esencial que articula la problemática: la contratransferencia.

Nos hallamos entonces ante temas cruciales: la concepción de la transferencia y la incidencia de esta concepción en la terminación de un análisis, con todo lo que implica para la ‘formación’ de cada analista. Estas pautas de entendimiento a su vez inciden en la manera en que se organiza una comunidad de analistas, y los dispositivos y condiciones de posibilidad para hacer posible la experiencia del pasaje a la posición de analista conocida como pase que involucra como una condición de posibilidad el análisis personal del pasante a dicha posición.

Registros de una experiencia y una memoria, en su propia singularidad y elaboración subjetiva. ¿Pero que es el pase? ¿qué nos muestra la psicoanalista Lucia Tower de lo que fue ese acontecimiento llamado un ‘’pase salvaje’’?

Lucia Tower

El mérito indudable de Tower constituye un ejemplo paradigmático sobre lo que significa la conducción de la cura psicoanalítica, hasta su terminación. Los dilemas y las dificultades para esta realización con sus respectivas consecuencias en el gremio. Así se encontrará en los escritos de Lucía Tower un planteamiento retomado por Lacan en el seminario de La angustia. Se trata indudablemente de una experiencia relativa a la transmisión y la escritura.

Esta articulación constituye el planteamiento esencial del libro de Gloria Leff, la problematización de un suceso psicoanalítico referido al pasaje de analizante a analista que tuvo lugar con Lucía Tower. De cómo llegó a ocupar el lugar de analista.

Cito a Gloria Leff: ‘‘Para resumir en unas cuantas frases la aportación de Tower al psicoanálisis, podría decirse que dejó el testimonio de su pasaje de analizante a analista y puso en el centro del mismo el carácter erótico del análisis’’ (p. 155)

El postulado central de Tower es que ‘’la neurosis contratransferencial es una parte integral de cada análisis’’ p 155. En este proceso y valiéndose de su propia contratransferencia, es decir utilizando su transferencia dirigida al analizante, logra hacer un pasaje de analizante a analista. Es decir que Tower logra recuperar la posición de analista en función de un abajamiento, to stoop to, en una situación en la cual el propio ser de la analista, en tanto mujer, entra en juego en la dialéctica del análisis para posibilitar un final de análisis.

De esa experiencia dará cuenta Lucía Tower para transmitir desde la escritura un pase ‘‘salvaje’’ en un texto cuyo seguimiento es seguido por la investigación pormenorizada de Gloria Leff.

No desarrollaré en este comentario el cuidadoso desarrollo al que lleva la expresión del She stoops to Conquer  proveniente de la comedia inglesa, mencionado por Lacan en su comentario de Lucía Tower, por lo que se hace necesario remitirse al texto de Gloria Leff. 

 Los testimonios desplegados en el libro nos hablan de una libertad de procederes experimentales en un contexto suficientemente permisivo y libre, en que se desarrolla el trabajo de Lucía Tower, en el Chicago Institute, de los Estados Unidos, que se organiza y estructura a semejanza del Instituto de Berlín.

Nos muestra que las libertades que se podían tomar los analistas con respecto a la técnica y la conducción de la cura, en suma, terminaban siendo innovaciones antifreudianas, lo que nos sitúa ante lo irreductible del fenómeno de la transferencia en el contexto analítico y a los puntos de imposibilidad lógica y práctica cuando la doctrina analítica no puede contextualizar el espacio de realización subjetiva de un proceso inédito.


Margaret Little
El caso de Margaret Little es distinto pues a pesar de la riqueza de sus aportaciones y su probada pericia como analista despliega en su obra un planteamiento que sustenta como una de sus afirmaciones fundamentales que el duelo es interminable. Tal planteamiento constituye parte de un testimonio relativo a la muerte de su padre y luego el de su analista Ella Freeman Sharp y posteriormente Donald W  Winicott, quien la ‘‘prepara’’ para seguir por si misma antes de ser alcanzado por la muerte que supo anticipar, sabiéndose enfermo, por lo que no quería dejar a Little de una manera intempestiva.

El posicionamiento subjetivo de Little se mantuvo coherente hasta el final con su teorización sobre el planteamiento de la Basic Unity al que se referirá en relación a los pacientes border line como aquellos que nunca logran abandonar el ‘’delirio’’ transferencial de la unidad básica que se halla presente en todo análisis.

Gloria Leff anota además un dato sumamente llamativo en relación a la inscripción de una letra en la firma de Little tras la muerte de su analista. Margarete I Little. La ‘‘I’’ de Isabel que también remite al yo en la pronunciación inglesa de la I.

El planteamiento de Little se sustenta en que el paciente tiene la creencia, en el contexto de su de su ‘’delirio transferencial’’ de que entre él y su analista existe una unidad básica y una identidad total. Según Little este proceso es necesario para reparar la ‘’falta básica’’ y la fractura psíquica de sus pacientes.

En el psicoanálisis que concibe Little el analista ha de atender las necesidades del paciente para propiciar una identificación ‘‘completa’’ apropiada para lograr una identificación plena con su analista y por lo tanto una condición necesaria para su cura y la reparación, en donde interviene la manera en que concebía Winicott la neurosis y la presencia de un analista que pueda reparar aquello que no le fue dado al menor de edad de parte de una madre ‘‘suficientemente buena’’. La incidencia decisiva de Winicott para el final del análisis de Little se expresa en términos de be yourself! Es decir ‘’sé tú misma’’, cuyo efecto es la inclusíon del nombre de Isabel abreviado en ‘I’ que es también ‘yo’.


Margarete Little complació a Winicott y se dedico a difundir las tesis de su analista hechas realidad en ella misma, ‘’Ella era la expresión viviente que confirmaba la justeza del proiceder de Winicott en la conducción de su análisis’’. (pag 102)

El contexto para Lacan
Una serie de textos seleccionados por parte de Lacan se sitúa durante el seminario de la angustia, a partir de la participación de Wladimir Granoff, en momentos en los cuales Lacan era objeto de la censura e imposición de criterios, prohibiciones y exigencias, como condición y requisito para seguir siendo didacta reconocido por la International Psychoanalytic Association.

‘‘Todas esas luchas llegaron a su momento de definición en 1963 y tuvieron su expresión y asiento en el seminario de Lacan’’ (p.57) La afirmación de Leff deja en claro que haber abordado precisamente el tema de la contratransferencia en este momento definitorio tenía implicaciones doctrinales de gran magnitud pues se trata de un concepto que atraviesa y vertebra la concepción misma del psicoanálisis: la contratransferencia. En el fondo la organización misma de la IPA, sus mecanismos de funcionamiento y su manera de concebir la cura psicoanalítica.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Degas y los cuerpos desnudos


Existe un trazo sobre la obra de Degas sobre los desnudos femeninos, cuya línea de interpretación bien pudo haber sido generada por un crítico de arte de su tiempo que censuraba a Degas en una de sus exposiciones. Degas se dijo, no pinta desnudos sino mujeres sin ropa. 

La crítica pretendía excluir a Degas de la prestigiosa tradición del ‘’desnudo femenino’’ para situarlo entre aquellos que muestran al que mira ‘’mujeres sin ropa’’. El crítico en cuestión decía más de lo que pretendía pues en efecto se trata en ese recorrido de Degas, de despojar a los cuerpos del desnudo, para mostrar el cuerpo de esas mujeres sin ropa, desvestidas del canon establecido del académico desnudo.

En la continua producción de Degas sobre estos cuerpos femeninos hay algo de la experiencia íntima del artista que trastoca los canones establecidos de la estética reconocida y autorizada para representar un ‘’desnudo’’. Así el planteamiento de la estética kantiana adquiere todo su sentido cuando se ocupa de definir la estética: el gusto personal elevado a lo universal. Esta universalidad que hace valer el artista a contracorriente de las gazmoñerías de la censura y que es al mismo tiempo personal en su realización subjetiva.

Estamos ciertamente en la esfera de lo espiritual que se realiza en la esfera de la visibilidad y la inteligibilidad (Manuel Hernández, De puertas y umbrales, 2005). Una visibilidad que nos remite al dato biográfico de Degas que perdió la vista hasta no poder crear más. Algunas de sus más valiosas e innovadoras piezas se encontraron solamente después de su muerte más de 15 años después de haber perdido la vista. Como ocurre en algunas de sus composiciones ‘‘inacabadas’’ su obra misma es una realización inacabada que confluyó por cierto en el feliz encuentro con la fotografía.
Para Degas la fotografía no impactó en nada su proceso creativo pues no sustituyó al modelo por la fotografía ni a la composición misma de su pintura ante la imagen precisa del cuerpo fotografiado de una mujer sin ropa y además desnuda a lo Degas.

¿Qué buscaba en esos cuerpos ahí en ese intersticio entre el cuerpo y su representación? ¿Qué buscaba en esa anatomía, esas espaldas y cabelleras, esas caderas, esas nalgas esos bustos? ¿Qué sublime realización podía recrear en cada composición?

Degas tomó fotografías de sus amigos y se hizo fotografiar también pero apenas y se ha conocido una sola foto de una modelo cuya imagen fue utilizada para una serie de pinturas.

No obstante esa impermeabilidad de Degas con respecto a la fotografía algo de lo que ocurre con el desnudo de Degas, aparte de sus bailarinas y el resto de su obra, no es ajeno a el canon establecido para el formato del desnudo erótico donde existe de nueva cuenta este elemento de la estética de nuestro tiempo postmoderno, una estética donde la superficie corporal nos remite a la subjetivación de nuestro cuerpo, en ese espacio de intervinculaciones que recorre ese elemento creativo inaprensible, salvo por sus consecuencias, en relación al objeto precioso o maldito, sublime o fatal que el sujeto desea y persigue en su búsqueda.