Cómo no llegar a viejo
De las maneras
posibles para no llegar a viejo tenemos
la de recibir en la cabeza una maseta con cristales que ha sido dejada caer
desde una altura conveniente por un niño que ha deseado dicha muerte planeada cuidadosamente.
Cuando la maseta cae y acierta en el blanco de manera correcta, los cristales filosos
entran toditos al cerebro y se incrustan uno a uno, en las fisuras que tiene en
todas partes hasta el punto de lograr una masa sangrienta de apariencia relativamente
estética, tomando en cuenta que lo planeado se ha logrado de una manera casi
perfecta y la persona de usted ha sido eliminada por el menor de edad con todo
derecho a fantasear tal desaparición como recurso posible para mantenerse en un
estado vigoroso de salud mental y creatividad como lo hacía por cierto con su
saco prodigioso Henry Michaux. Realice usted los ejercicios de variación que se
le ocurran, ponga en ese lugar el cerebro del jefe, o al candidato de su
partido favorito, al vecino próximo, o si prefiere, en un sentido clásico del concepto
edípico, a su padre. Después permanezca siendo usted mismo, tomando en
consideración las ventajas y desventajas de llegar a viejo.
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